Sobre las polémicas declaraciones
de la periodista Samanta Villar respecto a la maternidad:
Mucho hemos oído hablar y leído
estos días sobre las declaraciones que Samanta Villar, la periodista, realizaba
con respecto a la maternidad o, al menos, respecto “a su maternidad”. Comentaba que desde que había
tenido niños había disminuido su calidad de vida y que no era más feliz ahora
de lo que lo era antes de tenerlos.
Y se armó la marimorena por sus declaraciones...
¿Quiénes somos los demás, en
general, y las madres, en particular, para juzgarla? Está claro que igual que
no hay dos niños iguales tampoco lo deben ser las maternidades y cada uno lleva
y asume la maternidad como buenamente sabe o puede.
No sé exactamente a qué se
refiere ella con perder calidad de vida, no he encontrado su entrevista
original sobre el tema y no sé si lo especifica, pero lo que puede ser una
cierta calidad de vida para ella no tiene por qué coincidir con la idea de calidad
de vida que tenemos cada madre en particular. Y todo esto también hay que
tenerlo en cuenta.
Hago aquí un pequeño inciso para transmitiros la definición de calidad de vida:
¿Qué se entiende por calidad de
vida?
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud): "la percepción que un individuo tiene de su lugar en la existencia, en el contexto de la cultura y del sistema de valores en los que vive y en relación con sus objetivos, sus expectativas, sus normas, sus inquietudes. Se trata de un concepto que está influido por la salud física del sujeto, su estado psicológico, su nivel de independencia, sus relaciones sociales, así como su relación con su entorno“.
Dejando a un lado dicho concepto,
también habría que tener en cuenta que ella es madre de mellizos y eso tiene
que ser realmente agotador. Por no hablar también, aunque desconozco si ha sido
el caso, que tras dar a luz algunas madres pasan por un período leve de
depresión postparto, conocido como “baby blues”, y otras llegan a padecer un
trastorno de depresión postparto más grave. No olvidemos que desde que nos
quedamos embarazas los cambios hormonales son brutales y pasan meses después
del parto hasta que de nuevo se reajustan, a veces con más acierto que otras.
La periodista me parece muy
valiente por expresar realmente lo que piensa, prefiero a alguien que verbaliza
realmente sus sentimientos a alguien que los camufla bajo un manto de
serpentinas de color de rosa. ¿Se es peor madre por ello? Prefiero a una madre
que dice lo que siente y es consciente de ello, a otra que no lo verbaliza y
esto, a la larga, desencadena un trastorno psicológico en el que al final los
perjudicados son los propios hijos. Todos conocemos casos donde los padres
tratan mal a sus hijos, están a la orden del día en los telediarios.
¿Quién dijo que la maternidad
fuera fácil? Yo no me encontré con nadie que me dijera que la maternidad fuera
fácil sino, justamente, todo lo contrario. Todo el mundo me decía “te va a
cambiar la vida”, “aprovecha para dormir ahora”, “¿estás segura?” y un largo
etcétera.
La maternidad es renuncia en
muchos aspectos, claro que no vas a dormir como antes, ni a viajar, ni a salir…
pero puedes hacer todo eso adaptándote a las nuevas circunstancias. Es cuestión
de adaptación. Claro que la maternidad es dura, yo a veces cuando estoy sola
con los dos peques y la tarde se me hace interminable hasta que llega la noche,
y está uno llorando por sus rabietas y está la otra llorando por los cólicos y
soy, más consciente si cabe, de que sólo tengo dos manos… pues claro que me
gustaría “coger la puerta” e irme un rato para airearme. ¿Soy peor madre por
pensar esto? Está claro que no lo hago porque no los puedo dejar solos, pero no
es por falta de ganas. Y es duro ser consciente de que tenemos limitaciones y
no somos “supermamás” Y-NO-PASA-NADA. Y seguimos adelante… porque todo pasa.
A mí muchas veces me han tachado
de “loca” por querer tener dos niños muy seguidos, “Piénsalo bien, va a ser muy
complicado” me decían, y yo escuchaba, pero nadie me quitaba la idea de la cabeza.
Me había hecho una ligera idea de lo complicado que podría ser, pero es verdad
que ha resultado ser un poco más complicado de lo que me imaginaba porque, no
olvidemos, “la realidad siempre supera la ficción”.
Y la maternidad conlleva también
muchas cosas positivas: tienes una motivación todos los días que te hace
levantarte de la cama aunque estés mala o no hayas dormido nada, sonríes por
más tonterías que antes, se te cae la baba continuamente, haces más el tonto y
bailas sin ton ni son, vuelves a revivir intensamente y con ilusión la época de
carnaval, de Los Reyes…, y cada cosa que ven los peques por primera vez es como
si tú la vieras también por primera vez a través de sus ojos. Esto sólo por
poner unos ejemplos de lo más simple, pero todo en general se vive más
intensamente.
Por lo que dejemos a cada cual vivir la maternidad a su manera, no quiere decir que sea ni la mejor ni la peor manera, sino simplemente la suya.