LIBRO TERAPÉUTICO DE CLAUDINE BERNARDES:
"CARLOTA NO QUIERE
HABLAR"
Hace unos días nos llegó a casa el cuento de “Carlota no quiere
hablar”, un cuento terapéutico para trabajar con los niños sobre el tema de las
emociones.
Su autora, Claudine Bernardes, quería saber mi opinión como
mamá psicóloga, así que le dije que estaría encantada de poder dársela y hacer
esta reseña con muchísimo cariño.
Antes de empezar, voy a comenzar presentándoos a Claudine,
ella es Especialista en Cuentos y Fábulas Terapéuticas. En su página web www.lacajadeimaginacion.com podrás
encontrar más información sobre ella y los proyectos que lleva a cabo, así como
actividades para descargar y otros cuentos como “Julia no entiende ni jota”
para que los niños dibujen y coloreen. Merece mucho la pena echarle un ojo,
tanto para padres y madres, como para especialistas como psicólogos, logopedas,
educadores, maestros, etc.
Me encanta la frase que utiliza como encabezado de dicha web, cuánta razón:
La mayoría de las personas que caminen detrás de mí
serán niños, por lo que mantendré los pasos cortos” Hans Christian Andersen
Tanto los profesionales como los padres, sabemos que no hay
dos niños iguales y que a algunos de ellos les cuesta más que a otros poner
nombre a lo que sienten. ES, en esos momentos, cuando se frustran, se sienten
incomprendidos y cuando son muy pequeños es cuando aparecen las rabietas, esas
manifestaciones emocionales tan radicales, en algunos casos, y tan temidas por
algunos padres.
De ahí surge la necesidad de crear cuentos para trabajar las
emociones y que los niños, poco a poco, aprendan a reconocerlas, ponerles
nombre con la ayuda de “Carlota”, la protagonista del cuento, y comenzar a
saber gestionarlas adecuadamente, siempre dentro de sus posibilidades.
“Carlota no quiere hablar” es una obra dividida en tres
partes:
En la primera de ellas nos encontramos el cuento.
En la segunda, encontramos
una guía interactiva muy interesante para los padres.
Y en la tercera, y última, un juego. El juego está basado en
el juego tradicional del parchís, pero adaptado con ilustraciones del cuento y
acompañado de tarjetas de tres tipos: preguntas, sanciones y comodines. En las
tarjetas de preguntas se explica una situación
y tras responder se avanza “x” número de casillas. En las tarjetas de
sanción explican una situación no muy adecuada, se tira el dado y hay que
retroceder tantas casillas como número marque el dado. En las tarjetas comodín
se suelen dar “lecciones de vida” y hay que seguir las instrucciones (quedarte
una tirada sin jugar, volver a tirar el dado, etc.).
Ahora pasemos a hablar sobre el libro desde mi punto de
vista como psicóloga infantil:
Los pros del
libro son muchos, es un libro sencillo, con imágenes que el niño entiende muy
bien, centradas en la acción concreta en la que se quiere poner
énfasis.
Describe la situación problemática en un primer momento
para, después, hacer partícipe a los niños de distintas soluciones para la
resolución del problema.
Carlota no puede hablar, pero el resto de los niños
serán quienes le pongan voz.
Me parece un recurso muy acertado con respecto al
título del libro, todo un acierto para que los niños sientan empatía, se pongan
en el lugar de su protagonista, Carlota, piensen y razonen sobre la posible
solución.
Tras ello, la autora hace una pequeña descripción sobre la
emoción correspondiente y detalla cómo se le puede contrarrestar.
Os escribo un
ejemplo de cómo lo hace cuando habla sobre el miedo:
“El miedo es como una niebla gris.
Esa niebla solo se disipa con la confianza. Confiar en que
papá y mamá estarán ahí para protegernos, nos ayudará a sentirnos seguros.
Y dormiremos tranquilos toda la noche”.
Habla sobre las principales emociones negativas que suelen
sentir los niños como son, el enfado, el miedo, los celos/envidia y la culpa.
Es todo un acierto que complementa perfectamente al libro,
la guía didáctica y el juego que se incluye y que, sin duda, además de para los
padres, puede ser de gran ayuda para a educadores, psicólogos, logopedas, etc.
Los contras que
he podido ir descubriendo y que, como psicóloga, mejoraría:
He echado en falta el que hubiera unas páginas dedicadas
a la emoción de la “tristeza”. Los niños suelen reconocer bastante bien la
tristeza, he escuchado a muchos niños decir “estoy triste” y aunque para ellos
sea más fácil reconocer esta emoción antes que los celos, por ejemplo, creo que
hubiera sido imprescindible introducirla en el libro y quizá empezar por ella,
ya que aunque el libro busque que los niños sepan reconocer emociones y ponerle
nombre, empezar por una sencilla de reconocer para ellos, hubiera estado bien
para empezar desde lo más sencillo a lo más complicado.
También la veo imprescindible porque bajo muchas situaciones
de enfado de los niños, lo que subyace es la tristeza. Cuando los psicólogos
tenemos algún caso de niños/as que se enfadan mucho tenemos que indagar más
allá y en muchos casos descubrimos niños tristes.
Por otra parte, para la emoción del enfado la autora utiliza
las palabras “rabia o ira”. Los niños cuando son muy pequeños no cuentan con un
vocabulario muy extenso. Incluso entre algunos adultos, nos cuesta a veces
discriminar entre enfado, rabia o ira, ¿cómo vamos a pretender que los niños de
tan corta edad sepan hacerlo? Creo que hubiera sido más conveniente utilizar la
palabra “enfado” ya que los niños esa palabra la suelen manejar en su día a día
y es más fácil ponerle nombre de esta forma a esa emoción cuando la sientan.
Al hilo de esto, también quiero comentar que este libro
puede ser presentado a partir de los 3 años perfectamente, yo se lo leí a mi
hijo y lo entendió bastante bien, excepto por algunas palabras que aparecen
como vanidad o remordimiento.
Como último apunte, quizá debo señalar, que perdone Claudine
mi osadía, el que sólo aparezcan emociones negativas deja un poco coja la obra.
A algunos niños también les cuesta reconocer y poner nombre a algunas emociones
positivas como la alegría, sorpresa… Tenemos que tener en cuenta que, por
desgracia, algunos niños viven en entornos tan desfavorecidos que prácticamente
no tienen la oportunidad de poder enfrentarse cara a cara con este tipo de
emociones.
Muchísimas gracias Claudine, por hacernos partícipes de tu obra y dedicar esas palabras tan bonitas a mis peques.